Las várices son venas dilatadas y retorcidas que se forman principalmente en las piernas y se pueden presentar en otras partes del cuerpo como el esófago, la región anal, la vulva o los testículos. Su aparición ocurre debido a un mal funcionamiento de las válvulas que ayudan a que la sangre fluya correctamente hacia el corazón.
Los síntomas más comunes de las várices incluyen pesadez en las piernas, la aparición de venas visibles, hinchazón, dolor, calambres, y sensación de adormecimiento. En casos más avanzados pueden aparecer úlceras venosas, dermatitis ocre (oscurecimiento de la piel) o sangrado en las várices complicadas.
Existen tres factores principales de riesgo que aumentan las probabilidades de desarrollar várices: antecedentes familiares, embarazo y obesidad/sobrepeso/vida sedentaria. Además, las várices son más comunes en las mujeres, hasta cinco veces más comunes en ellas que en los hombres.
La causa exacta de las várices no se conoce con precisión, pero se piensa que la principal razón es una debilidad en las paredes de las venas superficiales, la cual puede ser hereditaria. Con el paso del tiempo esta debilidad provoca que las venas pierdan su elasticidad, se estiren y se vuelvan más anchas, adoptando finalmente una forma retorcida y visible bajo la piel.
Factores de Riesgo de las Várices
Los factores de riesgo de las várices son diversos y poseen un campo amplio de variación. Antes de exponerlos en detalle, mencionaré los principales.
- Antecedentes familiares: Este es un factor de importante incidencia. Es decir, si existen personas en tu familia que hayan tenido várices, entonces es posible que tú también las desarrolles en algún momento de tu vida.
- Embarazos: Las mujeres tienen una mayor probabilidad de desarrollar várices debido a los cambios hormonales y el aumento de presión en las venas durante el embarazo.
- Obesidad, sobrepeso y vida sedentaria: Factores como estos aumentan la presión en las venas, dificultando el flujo sanguíneo y generando un incremento en el riesgo de desarrollar várices.
Existen dos tipos principales de várices:
- Varices superficiales: Son las más frecuentes y se les conoce también como telangiectasias o arañas vasculares. Son varices de pequeño tamaño y muy visibles, principalmente un problema estético.
- Varices tronculares: Son venas dilatadas que pueden presentar diferentes grados de dilatación y visibilidad.
Los síntomas más comunes de las várices incluyen pesadez de piernas, aparición de varices visibles, edema, hinchazón, dolor, calambres, sensación de acorchamiento. En casos más avanzados, pueden aparecer úlceras venosas, dermatitis ocre y sangrado en varices complicadas.
Para el diagnóstico de las várices , se recomienda acudir a un especialista en cirugía vascular. En cuanto a la prevención, no existe una medida específica para prevenir la aparición de las várices. Sin embargo, llevar un estilo de vida saludable, realizar ejercicio físico regularmente y evitar el sobrepeso, la obesidad y el sedentarismo pueden contribuir a controlar el riesgo de desarrollar várices.
Síntomas de las várices y su impacto en la vida diaria
Las várices son venas dilatadas y tortuosas que a menudo se presentan en las piernas. Los síntomas más comunes que se asocian a las várices pueden variar desde una sensación de pesadez en las piernas, la aparición de venas visibles y edema (hinchazón), hasta dolor, calambres, y la sensación de acorchamiento en la zona. En casos más avanzados, podrían surgir úlceras venosas, dermatitis ocre, o incluso el sangrado en varices complicadas.
El impacto de estas molestias en la vida diaria puede llegar a ser significativo, especialmente si no se toman medidas adecuadas para controlar y tratar las várices. Las personas que sufren de várices a menudo pueden experimentar disminución en su capacidad de moverse con facilidad, ya que los síntomas mencionados anteriormente pueden limitar la movilidad y causar dolores incómodos. Además, el edema o hinchazón en las piernas puede dificultar el uso de cierto calzado, lo que puede limitar la elección o incluso el uso de un calzado apropiado para actividades diarias.
El trabajo y las actividades diarias en general pueden verse afectadas también. Por ejemplo, las personas que permanecen en una posición durante largos períodos de tiempo pueden experimentar una mayor incomodidad debido a una mayor acumulación de sangre en las piernas. Además, las várices también pueden afectar la calidad del sueño, pues el dolor y el malestar pueden dificultar conciliar el sueño o incluso despertar durante la noche.
Es crucial reconocer y tratar las várices adecuadamente para minimizar su impacto en la vida diaria de una persona. Especialmente para aquellos con várices, los fármacos venotónicos y el uso de medias de compresión son algunas de las opciones de tratamiento recomendadas. Estos medicamentos pueden aliviar los síntomas y ayudar a controlar el desarrollo de la enfermedad. Además, llevar un estilo de vida saludable, mantener un peso adecuado y ejercitarse regularmente pueden ayudar a prevenir o controlar el desarrollo de las várices, incluso en aquellos que son predisponentes a ellas.
Complicaciones de las várices sin tratar
La inacción en el tratamiento de las várices puede llevar a una serie de problemas que afectan la salud y la calidad de vida. Entre las complicaciones más comunes se encuentran las úlceras dolorosas en la piel cerca de las venas varicosas, especialmente en el área cercana a los tobillos. Estas úlceras pueden tardar en cicatrizar y resultar extremadamente incómodas para las personas que las padecen.
Otra de las complicaciones principales que pueden aparecer en las várices sin tratar es la formación de coágulos sanguíneos en las venas profundas de las piernas. Estos coágulos pueden causar dolor e hinchazón y, en casos más graves, pueden desconectar completamente el flujo sanguíneo hacia la pierna afectada y provocar una embolia pulmonar.
Las várices sin tratar también pueden llevar al desarrollo de insuficiencia venosa crónica. Esta condición provoca daño en las venas de las piernas y dificulta la correcta circulación de la sangre. Entre los síntomas que se pueden experimentar con esta complicación se encuentran la sensación de pesadez o tensión en las piernas, aparición de varices visibles, edema (hinchazón), dolor, calambres y sensación de acorchamiento.
Un punto crucial a tener en cuenta es que mientras el embarazo puede ser una causa común para la aparición de várices, por lo general estas desaparecen después del parto. No obstante, en los casos en los que las várices se deterioran sin el debido tratamiento, estas pueden volver más dolorosas y generar muchas de las complicaciones mencionadas previamente. Llevar un estilo de vida saludable, hacer ejercicio físico regularmente y evitar el sobrepeso y el sedentarismo pueden ayudar a controlar y a prevenir la aparición de várices.
Opciones de tratamiento para las várices
Tratamiento farmacológico: Una opción para tratar las várices son los fármacos venotónicos, como Daflon, Venosmil y Venoruton, que alivian los síntomas y evitan que la condición se agrave. Esto se complementa con el uso de medias de compresión, que ayudan a impulsar la sangre desde los capilares hasta el corazón y previenen estiramientos o heridas.
Medidas de estilo de vida: Mantener un peso saludable es esencial para mejorar el flujo sanguíneo y aliviar la presión en las venas. Además, realizar actividad física moderada ayuda a que la sangre se mueva correctamente por las venas. Sin embargo, es crucial evitar el ejercicio extenuante. También se recomienda no permanecer sentado o de pie por largos periodos de tiempo, y elevar las piernas cuando se está sentado para que queden por encima del nivel del corazón.
Procedimientos médicos: En caso de que los tratamientos anteriores no sean suficientes, se pueden realizar diferentes procedimientos médicos. Uno de ellos es eco-Doppler venoso, que proporciona información más detallada sobre la anatomía de la várice y las opciones de tratamiento. La ablación endovenosa, que cierra la vena mediante el uso de energía láser o de radiofrecuencia, también es un procedimiento común. Otra opción es la aplicación de calor con láser o radiofrecuencia para eliminar las várices, así como la cirugía en casos más graves que puede implicar la eliminación de várices pequeñas o grandes.
Especialmente en casos más graves, estos procedimientos podrían ser necesarios para evitar la pérdida de calidad de vida debido a las molestias de las várices, como la pesadez y el dolor, que tienden a aumentar en verano. Es significativo mencionar que las várices son una condición vascular común, que puede afectar a un porcentaje significativo de la población adulta, y su prevalencia aumenta con la edad.
Cómo prevenir la aparición de várices
Para prevenir la aparición de várices, hay varias recomendaciones que se pueden seguir. Principalmente, mantener un peso saludable es esencial para mejorar el flujo de sangre y aliviar la presión en las venas. Además, realizar actividad física regularmente ayuda a mover la sangre por las venas, aunque es clave evitar el ejercicio extenuante que podría empeorar las várices. Antes de comenzar cualquier programa de ejercicio, es recomendable consultar al médico para determinar el nivel adecuado de actividad física.
Evitar estar sentado o de pie durante mucho tiempo también es fundamental para prevenir las várices. Cuando se está sentado, se recomienda elevar los pies para que las piernas queden elevadas al nivel del corazón. Asimismo, es vital evitar la exposición al sol durante largas horas, especialmente en las horas de máximo calor, ya que esto puede causar un efecto vasodilatador intenso y prolongado.
Aplicar duchas de agua fría en las piernas, utilizando un chorro que impacte en círculos ascendentes, se considera una técnica útil. Además, la utilización de geles de efecto frío en masajes suaves en sentido ascendente o con activos venotónicos, también puede ser beneficioso. Otro consejo valioso es tumbarse y elevar las piernas por encima de la altura del corazón después de largos periodos sentados o de pie, y al dormir.
Finalmente, los expertos recomiendan caminar por la playa y bañarse de vez en cuando, ya que el agua fresca activa la circulación y mejora la sensación de piernas cansadas. Es esencial ducharse después del baño para retirar la sal y aplicar crema hidratante. No obstante, si la aparición de várices se convierte en un problema de salud, es necesario buscar atención médica inmediata.
Ejercicio Recomendado Para Las Várices
El ejercicio recomendado para las várices es aquel que fomenta el movimiento de sangre por las venas y mejora la circulación sanguínea. La actividad física regular es muy beneficiosa, aunque se debe evitar el ejercicio extenuante o vigoroso para no empeorar el padecimiento. Antes de iniciar cualquier programa de ejercicio, es relevante consultar a un médico para determinar el nivel de actividad física más conveniente.
Las actividades recomendadas para estas condiciones pueden ser caminar, nadar y ejercicios de bajo impacto. Estas actividades son ideales para ayudar a la circulación sanguínea sin forzar las venas dañadas. Además del ejercicio, se pueden llevar a cabo otros cambios en el estilo de vida para aliviar los síntomas o prevenir el empeoramiento de las várices.
Algunos de estos cambios incluyen mantener un peso saludable, evitar estar sentado o de pie por períodos prolongados, y elevar las piernas cuando se esté sentado. También se pueden utilizar geles de efecto frío, duchas de agua fría en las piernas y medias de compresión. En casos más graves, es posible que se necesite considerar tratamientos médicos como la cirugía de fleboextracción, ablación endovenosa de varices o esclerosis con microespuma ecoguiada.
Por otra parte, prevenir la aparición de estas venas puede ser posible si se evitan los tacos altos y los calcetines ajustados, si se cambia regularmente la posición de sentado o de pie, si se sigue una dieta rica en fibras y baja en sal, si se controla el peso, si se evita el sobrepeso y la vida sedentaria, si no se usan prendas ceñidas, si se hidrata la piel diariamente y se utiliza protección solar en todo momento.
Cuando buscar atención médica para las várices
Un signo claro de que debes buscar atención médica para las várices es dolor persistente o hinchazón en las piernas. Estos síntomas pueden indicar que existe un coágulo de sangre que requiere tratamiento. La cirugía vascular es el especialista adecuado para atender este tipo de problemas, y es vital que acudas a un profesional de esta especialidad para recibir un diagnóstico preciso.
Otro indicador de que necesitas atención médica para las várices es si observas sangrado de las venas cercanas a la piel. Aunque el sangrado puede parecer leve, es vital que acudas a un médico para evitar complicaciones y descartar posibles problemas más serios.
Además, si notas cambios en la apariencia o la consistencia de las venas varicosas, también se recomienda buscar atención médica. Aunque las várices suelen ser una afección benigna, pueden indicar un problema más grave, como la insuficiencia venosa crónica, lo que requiere una evaluación y tratamiento adecuados.
En base a esto, es esencial buscar atención médica para las várices cuando experimentas:
- Dolor persistente en las piernas.
- Hinchazón persistente en las piernas.
- Sangrado de las venas cercanas a la piel.
- Cambios en la apariencia o la consistencia de las várices.
Tratamientos para las várices disponibles en México
En México, es posible encontrar una variedad de tratamientos para las várices que pueden ser recomendados por especialistas en el área. Estos tratamientos son determinados en base a la exploración física del paciente y la información obtenida por medio del eco-Doppler venoso.
Entre los tratamientos recomendados, se encuentran algunos fármacos venotónicos como Daflon, Venosmil y Venoruton. Estos medicamentos son administrados vía oral para aliviar los síntomas de las várices y también para prevenir el avance de esta afección.
Además de los medicamentos, es común utilizar medias de compresión para lograr que la sangre no se acumule en las venas afectadas. Estas medias tienen como objetivo impulsar la sangre desde los capilares hasta el corazón, reduciendo la posibilidad de estiramientos o heridas.
Para aquellas personas que presentan casos más graves de várices en las cuales los tratamientos mencionados no son suficientes, existe la opción de recurrir a la cirugía de las várices. Esta intervención consiste en la eliminación las várices, a través de pequeños cortes o ligaduras de las venas más grandes y profundas. Al igual que cualquier cirugía, pueden existir algunas complicaciones, aunque en este caso son infrecuentes.