Para prevenir enfermedades del bazo, es crucial considerar ciertos aspectos. Uno de los principales problemas que afectan al bazo es su inflamación debido a una infección externa o un mal funcionamiento interno. En estos casos, la esplenectomía puede ser la opción de tratamiento, que consiste en la extirpación del bazo mediante cirugía. Sin embargo, esta medida no es la situación ideal, ya que las funciones del bazo son llevadas a cabo por otros órganos después de la cirugía.
En lo que respecta a la alimentación, aunque no es la principal causa ni un remedio específico para el mal funcionamiento del bazo, algunos alimentos pueden contribuir a mejorar o empeorar la situación. Se deben evitar los alimentos proinflamatorios, como los alimentos procesados y ultraprocesados, las carnes procesadas, los aceites vegetales refinados, los alimentos fritos, las harinas refinadas, los refrescos y cualquier alimento con sal o azúcares añadidos. Estos alimentos se caracterizan por su exceso de grasas saturadas, sal añadida y azúcares libres.
Si se identifica que el bazo está agrandado pero no hay presentes síntomas y no se conoce la causa, el médico puede sugerir un período de observación. Es importante acudir al médico para una evaluación después de unos 6 a 12 meses o antes si aparecen síntomas. Si el agrandamiento del bazo causa complicaciones graves y no es posible identificar ni tratar la causa, la cirugía de extirpación del bazo puede ser una opción. Sin embargo, esta decisión debe ser considerada con cuidado, ya que puede haber un mayor riesgo de contraer infecciones graves después de la operación.
Es fundamental tener en cuenta que el bazo cumple varias funciones vitales, como filtrar y destruir células sanguíneas viejas y dañadas, producir glóbulos blancos y actuar como la primera línea de defensa contra organismos causantes de enfermedades, así como almacenar glóbulos rojos y plaquetas. La alteración de cualquier una de estas funciones puede ser un indicio de mal funcionamiento del bazo. Cualquier persona puede desarrollar agrandamiento del bazo, pero ciertos grupos tienen mayor riesgo, como los niños y adultos jóvenes con infecciones como la mononucleosis, personas con enfermedades metabólicas hereditarias y personas que viven en áreas donde la malaria es común. Entre las posibles complicaciones del agrandamiento del bazo se encuentran una mayor tendencia a infecciones, anemia y aumento del sangrado, e incluso la rotura del bazo.
Qué es el bazo y para qué sirve
El bazo es uno de los órganos clave en nuestro cuerpo, situado en el costado izquierdo y protegido por las costillas. Su función principal es la de “reciclar” las células sanguíneas, eliminando las viejas y ayudando a producir nuevas. Además, actúa como una reserva celular en caso de emergencias y colabora en algunas funciones del sistema inmunológico. Es un órgano de poco más de 10 cm y un peso aproximado de 150 gramos.
Entre las funciones esenciales que realiza el bazo, se encuentran, filtrar y destruir células sanguíneas envejecidas y dañadas y la producción de glóbulos blancos (llamados linfocitos), que son esenciales para la respuesta inmunológica. Además, el bazo puede actuar como una primera línea de defensa contra diversos microorganismos que pueden causar enfermedades. Sin embargo, si se produce un ataque en contra de este sistema o si el bazo comienza a actuar de manera inadecuada, puede presentarse un crecimiento llamado esplenomegalia, lo que afecta su correcto funcionamiento y puede comprometer el sistema inmune.
A pesar de que es posible vivir sin un bazo, esta ausencia puede acarrear la pérdida de parte de la capacidad del cuerpo para combatir infecciones, lo que aumenta el riesgo de adquirir enfermedades. Algunas de las afecciones más comunes del bazo son las que afectan tanto a la sangre como al sistema linfático, como por ejemplo, infecciones, cáncer o enfermedades hepáticas.
Para mantener el bazo en buen estado, se puede seguir una dieta que evite consumir alimentos difíciles de procesar y digerir, como pan blanco, pastas blancas, azúcares procesados y carnes rojas. Además, resulta crucial mantener una adecuada hidratación, bebiendo al menos 8 vasos de agua al día, y se deben evitar las bebidas azucaradas y el consumo de alcohol. Por otro lado, incrementar el consumo de alimentos que contengan flúor, como el perejil, la zanahoria y las uvas, así como otros como el jengibre, el ajo, la cebolla y la canela, resulta beneficioso para nutrir y cuidar el bazo.
Enfermedades comunes del bazo
Las enfermedades relacionadas con el bazo son variadas y pueden afectar su estructura y función. Algunas de las enfermedades más comunes que involucran al bazo son: anemia hemolítica, cánceres de la sangre, trastornos metabólicos, afecciones autoinmunitarias, lesiones del bazo o presión sobre las venas del bazo o del hígado.
La anemia hemolítica es un trastorno donde la cantidad de glóbulos rojos en nuestro cuerpo se reduce debido a su destrucción prematura. Esto puede ser causado por un problema del sistema inmunitario, una reacción adversa a medicamentos, infecciones u otras enfermedades. Esta condición puede generar un agrandamiento del bazo.
En los cánceres de la sangre como la leucemia y los linfomas, las células de la sangre se multiplican de manera anormal, alterando la función del bazo. Por un lado, la leucemia afecta a las células sanguíneas, mientras que los linfomas afectan al sistema linfático.
En los trastornos metabólicos como la enfermedad de Gaucher y la enfermedad de Niemann-Pick, existe un problema en la forma en que nuestro cuerpo procesa ciertas sustancias, lo que puede llevar a un agrandamiento del bazo.
Ciertas enfermedades autoinmunes donde el sistema inmunológico ataca por error a las células y tejidos sanos de nuestro propio cuerpo (como el lupus o la sarcoidosis), pueden también involucrar al bazo.
Síntomas de las enfermedades del bazo
Las enfermedades del bazo pueden presentar diversos síntomas, dependiendo de la causa específica. Algunos de estos pueden incluir:
- Varios tipos de anemia hemolítica. Este tipo de anemia se caracteriza por la destrucción temprana de los glóbulos rojos en el cuerpo.
- Cánceres de la sangre, como la leucemia y los linfomas, que pueden afectar al bazo. Entre ellos, se encuentra la enfermedad de Hodgkin.
- Trastornos metabólicos. Algunos ejemplos son la enfermedad de Gaucher y la enfermedad de Niemann-Pick.
- Presión sobre las venas del bazo o del hígado, o la formación de un coágulo de sangre en estas venas.
- Afecciones autoinmunitarias, como el lupus o la sarcoidosis.
El bazo cumple diversas funciones en el cuerpo. Se encuentra en el lado izquierdo del vientre, debajo de la caja torácica y junto al estómago. Dos de las principales funciones son la filtración y destrucción de células sanguíneas envejecidas y dañadas, así como la producción de glóbulos blancos (linfocitos) que actúan como primera línea de defensa contra los organismos que causan enfermedades.
El mal funcionamiento del bazo puede causar su agrandamiento, conocido como esplenomegalia. Este agrandamiento puede tener diversas causas, como infecciones bacterianas o virales, enfermedades que afectan al hígado y enfermedades parasitarias como la malaria. Los síntomas del agrandamiento del bazo pueden incluir dolor o sensación de presión en la parte superior izquierda del abdomen, sensación de saciedad sin haber comido, niveles bajos de glóbulos rojos, infecciones frecuentes y sangrado fácil.
Para confirmar el diagnóstico del agrandamiento del bazo, pueden ser necesarias pruebas como análisis de sangre, ecografía, tomografía computarizada y resonancia magnética. En algunos casos, puede requerirse una biopsia de médula ósea para encontrar la causa del agrandamiento.
Cómo se diagnostican las enfermedades del bazo
Para diagnosticar enfermedades del bazo, existen diversos procedimientos y pruebas que pueden ser realizados. En primer lugar, durante un examen físico, el médico podrá palpar con cuidado la parte izquierda del abdomen en busca de agrandamientos. Sin embargo, en algunas personas, especialmente aquellas que son delgadas, puede ser difícil detectar un bazo de tamaño normal durante el examen.
Con frecuencia, para confirmar un diagnóstico de agrandamiento del bazo, el médico solicitará pruebas adicionales como análisis de sangre, los cuales pueden incluir un hemograma completo para verificar la cantidad de glóbulos rojos, glóbulos blancos y plaquetas presentes en el sistema, así como pruebas de función hepática.
Además, se pueden llevar a cabo pruebas de imagen como ecografías o tomografías computarizadas para determinar el tamaño del bazo y si está desplazando otros órganos. La resonancia magnética también puede ser utilizada para evaluar el flujo sanguíneo a través del bazo.
En ciertos casos, puede ser necesario llevar a cabo una biopsia de médula ósea para encontrar la causa del agrandamiento del bazo. Esta involucra extraer una muestra de médula ósea sólida para su análisis.
En situaciones en las que el agrandamiento del bazo cause complicaciones graves o la causa no pueda ser identificada o tratada, la cirugía de extirpación del bazo, conocida como esplenectomía, podría ser una opción. Sin embargo, esta cirugía se toma con precaución ya que vivir sin bazo puede aumentar el riesgo de infecciones. Después de la extirpación del bazo, se pueden tomar medidas para reducir este riesgo, como recibir una serie de vacunas antes y después de la cirugía.
Tratamiento para enfermedades del bazo
El tratamiento para las enfermedades del bazo varía dependiendo de la causa específica de la enfermedad. A continuación, encontrará una lista de diferentes opciones de tratamiento:
- Tratamientos médicos: Medicinas como los esteroides o medicamentos que suprimen el sistema inmune, pueden ayudar a controlar algunas enfermedades del bazo como el lupus o la sarcoidosis.
- Terapia de quimioterapia: Este tratamiento se utiliza para la leucemia y los linfomas, cánceres que afectan al bazo y a la sangre.
- Cirugía: En casos en los que el mal funcionamiento del bazo no puede ser controlado, la esplenectomía, o extirpación del bazo mediante procedimiento quirúrgico, puede ser necesaria. Este tipo de intervención es especialmente efectiva en pacientes que padecen afecciones autoinmunitarias o trastornos metabólicos.
Una vez que se ha llevado a cabo la cirugía, el hígado y los riñones asumen las funciones del bazo. Además, se puede tomar una serie de medidas para reducir el riesgo de infección, como recibir una serie de vacunas antes y después de la esplenectomía.
Medidas preventivas para enfermedades del bazo
Mantener la vacunación al día es crucial para prevenir diversas enfermedades del bazo. Esto incluye vacunarse contra la inflenza anualmente y recibir refuerzos de inmunización cada 10 años para el tétanos, la difteria y la tos ferina. Además, es fundamental consultar con el médico si se necesitan otras vacunas para enfermedades como neumococo, meningococo y Haemophilus influenzae tipo B.
En casos de cirugía o sospecha de infección, tomar antibióticos es una medida preventiva esencial para enfermedades del bazo. Después de una cirugía en el bazo, se requiere tomar penicilina u otros antibióticos. Si se sospecha de una infección, es vital comunicarse con el médico ante el primer signo de fiebre.
Evitar viajar a áreas donde ciertas enfermedades son comunes refuerza la prevención. Si se evita viajar a zonas donde enfermedades como la malaria forman parte del entorno habitual, entonces se reduce el riesgo de contraer infecciones.
Evitar deportes de contacto y actividades que puedan causar lesiones en el bazo también es esencial. Esto incluye abstenerse de realizar deportes de contacto como fútbol, fútbol americano y hockey, y limitar otras actividades que puedan aumentar el riesgo de rotura del bazo.
Utilizar el cinturón de seguridad en el automóvil es una recomendación importante, dado que en caso de un accidente automovilístico, el cinturón de seguridad protege el bazo.
Respetar una alimentación adecuada es otra medida preventiva para enfermedades del bazo. La dieta mediterránea, rica en granos enteros, legumbres, carnes magras, pescado, frutas, verduras, grasas saludables como el aceite de oliva y frutos secos, se considera ideal. En contraste, se desaconseja el consumo de lácteos desnatados, pues la grasa natural presente en estos productos es necesaria y saludable.
Estas medidas preventivas ayudan a reducir el riesgo de enfermedades del bazo y mantener una buena salud en general. Sin embargo, es crucial recordar que siempre se debe consultar con un médico antes de realizar algún cambio radical en el estilo de vida o la alimentación.
Cuándo buscar atención médica por enfermedades del bazo
Si tienes el bazo agrandado sin presentar síntomas aparentes, es necesario buscar atención médica. Acudir al médico se torna primordial en estos casos, ya que podrías desconocer la raíz del agrandamiento y sus consecuencias. En ocasiones, el médico puede sugerir esperar un periodo y programar otra evaluación en unos cuantos meses, a menos que aparezcan síntomas antes de dicho tiempo.
Existen situaciones en las que el agrandamiento de este órgano puede generar complicaciones graves o cuya causa no puede ser identificada ni tratada. En tales circunstancias, la cirugía para extirpar el bazo (esplenectomía) se puede convertir en la alternativa. La esplenectomía puede ofrecer la mayor esperanza de recuperación en casos críticos o crónicos. No obstante, es necesario considerar la extirpación electiva del bazo con gran cuidado, pues algunas posibles consecuencias de la cirugía pueden ser un mayor riesgo de infecciones o incluso la vida en peligro.
Una vez que se realiza la extirpación del bazo, puede ser necesario tomar medidas para reducir el riesgo de infección, como la administración de una serie de vacunas. Antes y después de la esplenectomía, se deben aplicar estas vacunas partiendo del criterio del médico para la prevención de posibles infecciones.
En muchos casos, es necesario ejecutar pruebas como análisis de sangre, ecografía, tomografía computarizada o resonancia magnética para confirmar el diagnóstico de agrandamiento del bazo. Inclusive, puede llegar a ser necesaria una biopsia para hallar la causa de este crecimiento. Estos métodos diagnósticos forman parte regular de los protocolos médicos.