Las convulsiones son síntomas de un problema cerebral que ocurren debido a la aparición súbita de una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Estas pueden manifestarse de diferentes formas, algunos de los cuales tienen síntomas leves y no provoca sacudidas. Se dividen en dos grupos principales: las convulsiones focales y las convulsiones generalizadas. Las primeras ocurren en una parte del cerebro, mientras que las segundas son el resultado de actividades anormales en ambos lados del cerebro.
Hay una gran variedad de causas que pueden desencadenar una convulsión. Estas incluyen medicamentos, fiebre alta, lesiones en la cabeza, ciertas enfermedades y trastornos cerebrales. Algunas de las causas específicas son problemas cerebrales congénitos, tumores cerebrales, drogadicción, epilepsia, entre otras. En casos en donde no se puede identificar una causa específica se le denomina convulsiones idiopáticas.
Los síntomas de las convulsiones pueden variar dependiendo de la parte del cerebro afectada e incluyen desvanecimiento breve seguido de confusión, cambios en el comportamiento, babeo, movimientos de los ojos, gruñidos, pérdida del control de esfínteres, cambios en el estado de ánimo y estremecimiento de todo el cuerpo.
Para diagnosticar las convulsiones, los médicos se basan en los síntomas y pueden realizar pruebas como imágenes del cerebro, análisis de sangre y electroencefalografías. El tratamiento puede incluir el uso de medicamentos para prevenir las crisis convulsivas. Es importante mencionar que alrededor del 2% de los adultos sufren convulsiones en algún momento de su vida, y estas suelen iniciarse en la infancia o en la edad adulta tardía.
Tipos de Convulsiones
Las convulsiones se dividen en varios tipos basados en la forma en que afectan al cerebro. En general, las convulsiones son síntomas de un problema cerebral que ocurre cuando hay una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Los dos tipos principales de convulsiones son las convulsiones focales y las convulsiones generalizadas.
Las convulsiones focales, también llamadas crisis parciales, pueden presentar diferentes síntomas dependiendo de la parte específica del cerebro que se vea afectada. En los niños, estos síntomas pueden incluir repetición de palabras o frases, risas o llanto incontrolado, movimientos involuntarios rítmicos de una extremidad o parte de una extremidad y más. Las convulsiones focales se dividen en dos subcategorías llamadas “crisis focales conscientes” y “crisis focales con alteración de la conciencia”. Los niños que sufren de crisis focales conscientes están alertas y despiertos durante la convulsión, mientras que en crisis focales con alteración de la conciencia el niño puede estar inconsciente y no recordar la convulsión.
Por otro lado, las convulsiones generalizadas son el resultado de actividades anormales en ambos lados del cerebro. Hay varios tipos de convulsiones generalizadas, como las que causan sensación de caerse o dar vueltas, sensación de “pinchazos”, temor repentino, entre otros. Es crucial mencionar que la mayoría de las convulsiones duran de 30 segundos a dos minutos y no causan daños duraderos, pero si las convulsiones duran más de cinco minutos o si una persona tiene muchas convulsiones sin despertar entre ellas, se considera una emergencia médica.
En resumidas cuentas, las convulsiones pueden tener diversos orígenes, como medicamentos, fiebre alta, lesiones en la cabeza y ciertas enfermedades, entre otros. Estos trastornos requieren atención médica y, en muchas ocasiones, un tratamiento específico para su manejo.
Qué hacer durante una convulsión
Durante una convulsión, la seguridad de la persona es lo más importante. No se debe intentar sujetarla, insertar objetos entre los dientes ni tratar de mover su lengua. Sin embargo, se debe procurar protegerla de las caídas. Aflojar cualquier ropa que le esté estrangulando y colocar una almohada bajo su cabeza puede ayudar. Si no se cuenta con una almohada, se puede usar una prenda de ropa o incluso sus pies.
Otra medida crucial es colocar a la persona de lado, en posición lateral de seguridad. Esto permite facilitar su respiración y evitar que inhale vómitos o saliva. Es vital recordar que no se debe hacer ningún intento para que la persona deje de convulsionar, ya que ella no tiene control sobre las convulsiones y no está consciente de lo que ocurre.
Después de la convulsión, no se debe dar nada por la boca hasta que las convulsiones hayan cesado y la persona esté completamente despierta y alerta. Si la convulsión dura más de 5 minutos y no se cuenta con el medicamento de rescate para convulsiones, se debe llamar al 911 de inmediato.
- Si la convulsión es la primera que tiene la persona
- Dura más de 2 a 5 minutos
- Se inicia otra poco después de que termina una
- La persona se convulsiona en el agua
- Está embarazada, lesionada o tiene diabetes
- No tiene un brazalete de identificación médica
- Si hay algo diferente en esta convulsión en comparación con las convulsiones habituales de la persona
Estas son situaciones en las que se debe llamar al 911 o al número local de emergencia. Es significativo informar a un proveedor de atención médica acerca de todas las convulsiones de la persona, ya que es posible que necesite ajustar o cambiar los medicamentos.
Cómo prevenir las convulsiones
La prevención de las convulsiones es posible a través de medidas generales y un tratamiento farmacológico adecuado. Algunas de las medidas generales incluyen:
- Eliminar o limitar el uso de bebidas alcohólicas.
- Evitar el consumo de drogas recreativas.
- Evitar actividades que puedan causar lesiones graves en caso de pérdida súbita del conocimiento.
- Realizar ejercicio moderado y mantenerse socialmente activo.
- Tener precaución al nadar y hacer ejercicio acuático después de haber controlado las convulsiones durante al menos seis meses.
- Conducir de acuerdo con las leyes de tránsito, evitando hacerlo hasta después de haber estado libre de convulsiones durante un periodo de entre seis meses y un año.
El objetivo del tratamiento es proporcionar una buena calidad de vida libre de convulsiones y efectos secundarios por el consumo de los medicamentos. En algunos casos, podría ser necesario cambiar los medicamentos si resultan difíciles de manejar los efectos secundarios o si las convulsiones no se controlan. En caso de que un niño deje de tener convulsiones después de dos años de tratamiento, el médico podría intentar retirar el medicamento graduadamente.
Reconocer las situaciones que pueden desencadenar convulsiones es fundamental para prevenirlas, estas son conocidas como “disparadores de crisis”. Entre los más comunes se encuentran: fatiga, estrés excesivo, fiebre, otros síntomas de enfermedades, uso incorrecto de medicamentos anticonvulsivos, y cambios hormonales. Llevar un registro de las convulsiones puede resultar de gran ayuda para identificar patrones y conexiones.
En aquellos casos en los que las convulsiones persisten, los tratamientos suelen ser efectivos. Sin embargo, muchas veces las convulsiones no son una afección de por vida y tienden a desaparecer con la edad. Sin embargo, es crucial que la persona con convulsiones siga un tratamiento adecuado para prevenirlas y vivir de manera saludable.
Tratamientos para las convulsiones
Uno de los principales objetivos de los tratamientos para las convulsiones es que la persona pueda tener la mejor calidad de vida posible, sin convulsiones ni efectos secundarios por los medicamentos. Si después de dos años de tomar medicamentos, un niño ya no tiene convulsiones, el médico puede intentar retirar gradualmente la medicación anticonvulsiva. Sin embargo, si un niño continúa teniendo convulsiones después de tomar dos medicaciones diferentes, se considera que la epilepsia es “intratable”. Este hecho se presenta en aproximadamente el 30% de los niños con epilepsia.
Los medicamentos anticonvulsivos son la opción de tratamiento más común y se administran de forma oral. Alrededor de un tercio de las personas pueden evitar completamente las convulsiones y reducir su frecuencia en otro tercio. Aquellas personas que responden a los medicamentos anticonvulsivos pueden incluso dejar de tomarlos sin que se produzcan recaídas. No obstante, si estos medicamentos no son efectivos, se puede considerar la opción de una intervención quirúrgica en un centro especializado.
Existen varios tipos de medicamentos anticonvulsivos, cuya eficacia puede variar dependiendo del tipo de convulsiones y otros factores. Por lo general, el primer o segundo medicamento anticonvulsivo que se prueba suele controlar las convulsiones. En caso de que persistan, se puede probar con otro tipo de medicamento anticonvulsivo. Durante la consulta, el médico puede realizar pruebas como electroencefalogramas, resonancias magnéticas del cerebro y pruebas genéticas para determinar la causa de las convulsiones y proporcionar el tratamiento más adecuado.
En casos donde las convulsiones no pueden ser eliminadas, se suelen tomar medidas generales y recibir tratamiento farmacológico. Estas medidas generales incluyen realizar ejercicio y participar en actividades sociales, obviamente con ciertos ajustes y regulaciones. Asimismo, se aconseja limitar o eliminar el consumo de alcohol y drogas recreativas, y abstenerse de realizar actividades donde una pérdida súbita de la consciencia pueda causar lesiones graves. Por otro lado, en muchos países está prohibido que las personas afectadas por trastornos convulsivos conduzcan vehículos hasta que estén libres de convulsiones por un periodo de 6 meses a 1 año.
Convulsiones en niños: Causas y tratamiento
En los niños, las convulsiones tienen una variedad de causas, desde no estar al día con las inmunizaciones, hasta la exposición a estímulos visuales como luces brillantes parpadeantes. Pero es fundamental entender los desencadenantes específicos de las convulsiones de su hijo, para poder controlar y prevenir estas situaciones.
Existen diferentes tipos de convulsiones, incluyendo las focales conscientes y las focales con alteración de conciencia, así como las generalizadas. Es relevante comprender las características de las convulsiones que experimenta su hijo, ya que puede variar el tratamiento que se requiere. Al consultar a un especialista, como un neurólogo pediátrico o un epileptólogo pediátrico, el médico realiza pruebas para identificar la causa subyacente y prescribir el tratamiento adecuado, que puede incluir medicamentos anticonvulsivos.
El objetivo principal del tratamiento es ofrecer a su hijo la mejor calidad de vida posible, sin convulsiones ni efectos secundarios debido a los medicamentos. Por lo tanto, la elección del medicamento adecuado es crucial y el especialista tendrá en cuenta factores como la edad, el peso y el tipo de crisis del niño. Es posible que se necesite cambiar el medicamento si los efectos secundarios son difíciles de manejar o si no se controlan las crisis.
Finalmente, es fundamental que los padres estén al tanto de las situaciones que pueden desencadenar las convulsiones de su hijo y tomen medidas preventivas, como un buen cronograma de descanso, buscar ayuda profesional para gestionar el estrés, y mantener una buena higiene para prevenir enfermedades y mantener saludable al niño.
Convulsiones en adultos: Causas y Tratamiento
En general, las convulsiones en adultos pueden tener diversas causas y tratamientos. Algunas de las causas comunes de convulsiones en adultos incluyen la convulsión tonicoclónica generalizada, las convulsiones del lóbulo frontal, las convulsiones febriles, las crisis de ausencia, las crisis epilépticas parciales y la epilepsia mayor.
En primer lugar, es clave saber que las convulsiones en adultos pueden manifestarse de diferentes formas, dependiendo del tipo y la parte del cerebro que se ve afectada. Por ejemplo, las convulsiones pueden ser generalizadas o focales. En las generalizadas, la descarga eléctrica que ocurre en el cerebro afecta a toda la corteza cerebral, mientras que en las focales, la descarga eléctrica se limita a una parte del cerebro.
- Un tipo común de convulsión generalizada es la crisis de ausencia, que se caracteriza por breves episodios de pérdida de conciencia, donde la persona puede parecer “desconectada” del entorno.
- Por otro lado, las convulsiones focales pueden variar dependiendo de la parte del cerebro que se vea afectada, pueden ser convulsiones focales conscientes donde la persona está alerta y despierta durante la convulsión, o convulsiones focales con alteración de la conciencia donde el individuo no es consciente de su entorno durante la convulsión.
En términos de tratamiento, muchos episodios de convulsiones se detienen por sí solos. Sin embargo, durante una convulsión es esencial proteger a la persona y asegurarse de que no se lastima. Algunas medidas incluyen colocarla en el suelo en una zona segura para evitar una caída, proteger su cabeza, y colocarla de lado si hay riesgo de que vomite. Además, es fundamental permanecer con la persona hasta que se recupere o llegue la ayuda médica.
Finalmente, para evaluar y diagnosticar las convulsiones, se pueden realizar diferentes pruebas como el electroencefalograma, el examen de isoenzimas de la creatina-fosfocinasa, la resonancia magnética funcional y la tomografía computarizada. Sin duda, es de vital importancia que un especialista médico esté a cargo del diagnóstico y tratamiento adecuados a cada caso.
Relación entre convulsiones y epilepsia
En la epilepsia, las convulsiones recurrentes son un síntoma característico. Las convulsiones ocurren debido a una actividad eléctrica anormal en el cerebro. Estas se manifiestan a través de temblores, pérdida de conocimiento o sensaciones extrañas. En el caso de la epilepsia, se estima que alrededor del 30% de los niños con esta condición, sufren de convulsiones intratables, es decir, que no responden a dos medicamentos diferentes para controlar la epilepsia.
El objetivo del tratamiento para convulsiones y epilepsia es mejorar la calidad de vida del paciente, evitando las convulsiones y minimizando los efectos secundarios de los medicamentos anticonvulsivos. En ciertos escenarios, puede ser necesario cambiar los medicamentos; esto puede suceder si los efectos secundarios se vuelven difíciles de manejar o si las convulsiones no se pueden controlar adecuadamente. En situaciones donde un niño deja de tener convulsiones después de dos años de tratamiento con anticonvulsivos, el médico puede considerar la suspensión del tratamiento.
Existen algunos desencadenantes comunes de las convulsiones, como la fatiga, el estrés excesivo y la fiebre. Es crucial que los padres estén atentos a estos factores y tomen medidas adecuadas para evitarlos o manejarlos. Además, se recomienda la asistencia a un neurólogo pediátrico o un epileptólogo pediátrico para recibir un diagnóstico correcto y recibir el tratamiento específico. Durante la consulta, es posible que el médico realice pruebas como electroencefalogramas, resonancias magnéticas y pruebas genéticas para identificar la causa subyacente de las convulsiones.
- Epilepsia es una condición médica que se caracteriza por convulsiones recurrentes.
- El tratamiento de las convulsiones y la epilepsia busca mejorar la calidad de vida del paciente, evitando las convulsiones y minimizando los efectos secundarios de los medicamentos anticonvulsivos.
- Existen desencadenantes comunes de las convulsiones, como la fatiga, el estrés excesivo y la fiebre.
Riesgos y Tratamiento de las Convulsiones durante el Embarazo
Las convulsiones durante el embarazo representan riesgos tanto para la madre como para el bebé. Las mujeres que padecen un trastorno convulsivo y reciben tratamiento con medicamentos anticonvulsivos pueden aumentar el riesgo de aborto o de tener un bebé con defectos congénitos. Sin embargo, dejar el medicamento también puede ser perjudicial. Por lo que usualmente, se recomienda que las mujeres continúen tomando su medicación, especialmente si su trastorno está bien controlado. Además, todas las mujeres en edad fértil que toman estos medicamentos deben tomar suplementos de ácido fólico.
En caso de convulsiones durante el embarazo, se requiere un tratamiento de emergencia para detenerlas. Si las convulsiones duran más de 5 minutos, se administran dosis altas de medicamentos anticonvulsivos de forma intravenosa. Es crucial iniciar el tratamiento lo más rápido posible para controlar las crisis y evitar daños a la madre y al feto.
Para prevenir las convulsiones, es vital identificar los disparadores y evitarlos. Algunos de ellos pueden ser estímulos visuales, uso incorrecto de medicamentos anticonvulsivos y cambios hormonales relacionados con el ciclo menstrual. Llevar un registro de las convulsiones puede ayudar a identificar patrones y prevenir situaciones de alto riesgo.
- No se debe sujetar a la persona ni colocar nada entre sus dientes.
- No mover a la persona a menos que esté en peligro.
- No tratar de detener la convulsión, ya que la persona no tiene control sobre ella.
Recuerda que las convulsiones durante el embarazo representan riesgos, pero el tratamiento con medicamentos anticonvulsivos puede ser necesario. Identificar los disparadores y evitarlos es fundamental para prevenir las convulsiones. En caso de presenciar una convulsión, sigue las pautas adecuadas para brindar ayuda de manera segura.
Recomendaciones para deportistas con convulsiones: cómo practicar deporte de forma segura
Para los deportistas que conviven con el reto de las convulsiones, tomar precauciones y seguir las recomendaciones adecuadas es esencial para asegurar su seguridad mientras practican deporte.Reducir o evitar el consumo de bebidas alcohólicas y no consumir drogas recreativas son algunas de las recomendaciones esenciales. Además, es significativo abstenerse de realizar actividades que podrían causar lesiones graves en caso de una pérdida súbita de consciencia.
Es imprescindible también controlar las crisis convulsivas durante al menos 6 meses antes de reanudar o comenzar cualquier actividad deportiva. Incluso después de este periodo, se deben tomar todas las precauciones necesarias según la actividad. Por ejemplo, siempre nadar bajo supervisión de socorristas en caso de convulsiones controladas.
En la mayoría de los países existen leyes que prohíben a las personas afectadas por trastornos convulsivos conducir de forma segura hasta que estén libres de crisis por un plazo que varía de 6 meses a 1 año desde su última crisis.Durante una convulsión, se deben evitar ciertas acciones que podrían resultar perjudiciales, como sujetar a la persona, colocarle algo entre los dientes, sostener su lengua o tratar de detener la convulsión.
Finalmente, es esencial que además de seguir estas medidas, las personas con convulsiones cuenten con la colaboración de familiares, amigos cercanos o compañeros de trabajo en caso de que se produzca una crisis convulsiva. Todos ellos deben estar familiarizados con las medidas de protección para resguardar a la persona afectada.