Es una historia poco conocida pero profundamente evocadora: durante los años 1846 a 1848, en el contexto de la invasión estadounidense a México, un grupo de valientes soldados irlandeses, que formaban parte del ejército estadounidense, escogieron desertar y unirse al bando mexicano. Estos hombres, movidos por un sentimiento de empatía y afinidad religiosa con México, crearon una saga de honor y sacrificio conocida como el Batallón de San Patricio.
El Batallón de San Patricio, también llamados los “San Patricios”, adoptaron su nombre en honor al patrón de Irlanda, destacándose en la Batalla de Monterrey, donde su destreza en la artillería fue crucial para repeler dos grandes asaltos estadounidenses. Este acto de coraje no solo mostró su habilidad militar sino también su firme lealtad y compromiso con la causa mexicana, por la cual muchos pagaron un alto precio. Cada 12 de septiembre, México y algunos sectores en Irlanda conmemoran su valentía, honrando a estos hombres que solidarizaron con una nación lejos de su hogar.
La Sorprendente Historia de los Irlandeses que Lucharon por México
En el siglo XIX, un grupo de irlandeses sentía una desolación profunda por las circunstancias en su tierra natal y por el trato que recibían del ejército estadounidense. Eran días de intensa discriminación religiosa y cultural. Cuando la oportunidad surgió durante la invasión a México, no dudaron en desertar y alinearse con un país que, al igual que ellos, era católico y enfrentaba una agresión foránea.
La conexión fue instantánea y profunda. México no solo ofrecía una oportunidad de escape de la discriminación, sino también una oportunidad de luchar por valores y creencias compartidos. En una época donde las lealtades se medían por la religión y la etnia, México era, para estos hombres, una nueva patria.
Los Héroes Olvidados: Los Miembros del Batallón de San Patricio
No todos los nombres de esos valientes hombres han trascendido en la historia, pero sus actos de valentía y sacrificio sí lo han hecho. John Riley, líder indiscutible, es quizás el más recordado, pero otros como Francisco Antonio Pérez, Mark Kerrigan y James Kelly también merecen ser mencionados.
- Francisco Antonio Pérez, un irlandés que encontró en México una patria y una familia.
- Mark Kerrigan, cuya disciplina militar fue crucial en momentos clave de la batalla.
- James Kelly, ascendido a Capitán por su notable desempeño en el combate.
Definiendo el Batallón de San Patricio: Un Legado de Lealtad
Formado inicialmente por desertores que se unían en grupos pequeños, el Batallón de San Patricio creció hasta ser una fuerza formidable. La elección de su nombre, en honor a San Patricio, y su bandera verde con “Erin Go Bragh”, eran símbolos de su identidad irlandesa, a la vez que manifestaban su nueva lealtad a México.
En la batalla, se destacaron por su impresionante capacidad para operar la artillería, crucial en múltiples enfrentamientos, incluyendo la intensa Batalla de Monterrey. A pesar de las adversidades y el alto riesgo de ser capturados y severamente castigados, lucharon con una determinación y un coraje que aún resuenan en la historia militar de ambos países.
El Impacto de los San Patricios en la Guerra entre Estados Unidos y México
La participación del Batallón de San Patricio en la guerra fue un punto de inflexión no solo táctico sino también moral. El hecho de que un grupo de extranjeros eligiera luchar por México en un conflicto con su propio país natal es un ejemplo de la complicada red de lealtades y principios que a menudo definen los conflictos humanos.
Su legado tiene una dualidad: para México, son héroes y mártires; para Estados Unidos, en aquel tiempo, fueron traidores. Sin embargo, su historia es una poderosa recordación de que los principios y la justicia no conocen fronteras nacionales.
El Legado Permanente de los Irlandeses en México
El Batallón de San Patricio, o ‘Los Colorados’ como también se les conocía, dejaron una huella imborrable no sólo en la historia sino en el corazón de muchos mexicanos e irlandeses. En México, se les recuerda cada año el 12 de septiembre, mientras que en Irlanda, el reconocimiento llega cada 17 de marzo, día de San Patricio.
La estatua donada por México a Irlanda en 2004 y los monumentos en lugares como la Plaza San Jacinto en México son testamentos del respeto y la admiración que estos hombres aún inspiran. La historia de los San Patricios es un relato de lealtad transcendental, un recordatorio de que a veces, los principios pueden y deben superar la política.